Foro Mundial de Educación en Buenos Aires

4, 5 y 6 de mayo de 2006

“Educación Pública, Inclusión y Derechos Humanos”

DECLARACIÓN FINAL

El 24 de marzo de 1976, se iniciaba en la Argentina la más brutal dictadura militar de toda  su historia. Su saldo fue un proceso de reestructuración social, política, económica,  educativa y cultural basado en la represión, el genocidio, la expropiación de los recursos  económicos y naturales del país; una nación despojada de sus derechos ciudadanos; una  generación masacrada; una infame guerra por las Islas Malvinas; y la pretensión de  construir un futuro definitivamente tutelado por los dueños del poder y la riqueza. Fueron  décadas de lucha y movilización popular, de heroísmo y compromiso, de algunas derrotas  y de grandes victorias democráticas.

Hoy, 30 años después, más de 13 mil educadoras y educadores, representantes de  movimientos sociales, organizaciones populares y sindicales de diversos países  latinoamericanos y europeos, nos reunimos en Buenos Aires para rendir nuestro  homenaje a todos aquellos que dejaron sus vidas en la lucha por una sociedad más justa  e igualitaria. El Foro Mundial de Educación de Buenos Aires, bajo el lema Educación  Pública, Inclusión y Derechos Humanos, fue el marco plural, democrático y participativo  de este encuentro.

Luego de tres días de intenso debate y deliberación, los delegados y delegadas de este  Foro afirmamos nuestro más enfático rechazo a las políticas neoliberales que cristalizan la  injusticia social, la segregación y la exclusión de las grandes mayorías.   Consideramos que América Latina vive un momento político de enorme riqueza, donde la  capacidad de movilización, lucha y reivindicación de las organizaciones sociales y  populares constituye la base sobre la que se consolidan los avances democráticos  alcanzados.

Reafirmamos el principio de unidad de los pueblos latinoamericanos y su capacidad de  resolución de todo y cualquier conflicto entre nuestras naciones, por medio de estrategias  que consoliden lazos regionales de solidaridad y fraternidad.

Expresamos nuestro compromiso ético y político con un proyecto de sociedad donde  todos, sin discriminación de ninguna especie, tengamos derecho efectivo a una educación  pública de calidad, a la salud, al trabajo y al desarrollo pleno de una vida digna.

Estamos convencidos que la educación es un derecho humano y social inalienable, una  herramienta poderosa en la construcción histórica de una sociedad justa e igualitaria.

Consideramos que la educación pública supone la deliberación democrática de las  políticas y estrategias destinadas a orientar sus acciones.

Sostenemos que una democracia efectiva sólo podrá ser posible cuando se asegure a  todos y a todas el acceso y la permanencia en instituciones públicas de educación, donde  el trabajo cotidiano permita una apropiación activa del conocimiento socialmente  significativo y de los valores que sustentan la justicia social, la igualdad y la solidaridad  entre los pueblos.

Consideramos que el proceso de desinversión, abandono, degradación y precarización de  las condiciones de trabajo en la escuela cuestiona el carácter público de nuestras  instituciones educativas, transformando el derecho a la educación en una falsa promesa.

Exigimos a los estados el ejercicio de su indelegable responsabilidad de garantizar una  educación pública y popular para todos los ciudadanos y ciudadanas. Resulta  imprescindible que los gobiernos destinen los recursos financieros necesarios a tal fin,  proponiéndose como meta una inversión no inferior al 6% de los PBIs nacionales.

La educación de calidad, como la riqueza, no constituye en nuestras sociedades un bien  público, sino una oportunidad expropiada por una minoría que hace del privilegio su  derecho. En tal sentido, la lucha por la educación pública, debe ser siempre la lucha por  una escuela popular; y la lucha por una escuela popular, la lucha por una escuela de  calidad para todos y todas.

Afirmamos que el carácter universal del derecho a la educación supone el reconocimiento  de la diversidad cultural, identitaria y lingüística que convive en cada una de nuestras  sociedades. Amplificar, fortalecer y consolidar esta diversidad es parte del derecho que  tenemos a una educación de y para todos.

Defendemos una política de educación inclusiva e integradora, especialmente para  aquellos sectores portadores de necesidades educativas especiales y singulares.  Consideramos imprescindible garantizar una amplia y sostenida inversión pública  destinada a estos sectores, así como condiciones efectivas de educación, mediante el  más irrestricto respeto a sus identidades y a las necesidades que de ellas derivan.

Luchamos contra toda forma de privatización de la educación y nos oponemos  enfáticamente a su inclusión en los Tratados de Libre Comercio o a su transformación en  un bien comercializable, a través de regulaciones internas que promueven su  mercantilización.

Frente a una creciente presencia de instituciones educativas con fines de lucro,  sostenemos la necesidad de definir pautas de regulación del otorgamiento de  subvenciones estatales, priorizando la transferencia de recursos a instituciones que  cumplen fines comunitarios, cooperativos y sociales.

Somos plenamente concientes que la esfera publica es un campo de disputa, la  ciudadanía y las organizaciones sociales estamos comprometidas en la lucha por su  apropiación y ampliación. En este sentido, la lucha por el conocimiento, que es siempre la  lucha por el poder, cobra una vital importancia.

Consideramos que este Foro, siendo parte de un proceso permanente de movilización  hacia la construcción de una Plataforma Mundial de Lucha por el Derecho a la Educación,  debe constituirse como un espacio de debate y deliberación colectiva, generando  condiciones para para su continuidad.. Proponemos la constitución de Foros Permanentes  que actualicen y prolonguen estas luchas.

Con el mismo compromiso de Isaura Arancibia, Marina Vilte, Eduardo Requena y tantas  compañeras y compañeros trabajadores de la educación, asesinados y desaparecidos a  lo largo de nuestra historia, nos comprometemos a seguir luchando por una escuela  pública, popular, democrática y al servicio de la construcción de una sociedad donde la  justicia social, la igualdad y los derechos humanos sean una realidad efectiva y duradera.

Hoy, treinta años después, la memoria de 30 mil desaparecidos ilumina y fortalece  nuestra lucha por otro mundo posible.

Un mundo donde la educación sea un grito de  esperanza y dignidad.

A ellos, a ellas dedicamos este Foro.

Buenos Aires, 6 de mayo de 2006.

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